El concepto
actual de la cadena de suministros y las partes que la componen es conocido por
muchos; sin embargo eso no significa que todo el mundo comprenda lo complejidad
y necesidad de cambiar la manera de pensar este proceso. Como el artículo “Supply
Chain Re-Thinking” de Stuart Emmet propone, las organizaciones se enfrentan,
cada vez más, a ambientes de incertidumbre y la forma de pensar, que viene
prevaleciendo desde hace tiempo, no va a ser suficiente por mucho más. Actualmente
las empresas deben de adaptarse a los cambios con mucha rapidez o de lo
contrario perderán competitividad, para esto las compañías deben de ser
flexibles y adaptar su forma de pensar.
Para Emmet,
las organizaciones son fiel reflejo de la forma de actuar de los individuos que
hacen parte de ella, y estos a su vez hacen lo que es acorde a su forma de
pensar. Entonces el autor nos presenta como el cerebro se puede dividir en dos
hemisferios y que cualidades presenta cada uno. El hemisferio derecho
representa la parte artística y todo lo relacionado con el desarrollo de
relaciones, la fomentación de la innovación, la motivación y el pensamiento a
largo plazo, en cambio, el hemisferio izquierdo representa la parte analítica,
matemática, realizar todo paso a paso y pensar a corto plazo. La mayoría de personas
tienden a usar prioritariamente un solo hemisferio, perdiendo muchas
capacidades que le puede brindar el otro “lado”, y por lo tanto las
organizaciones también tienden a pensar únicamente con uno de los hemisferios.
Lógicamente en un mundo de negocios donde se exige ser flexible y adaptable,
ninguno de los hemisferios es superior al otro, y a cambio el autor nos invita
a potencializar ambos hemisferios, para no perder las ventajas que cada uno
tiene.
En una segunda
parte, Emmet contextualiza la idea anterior con tres diferentes formas de
pensar la cadena de suministros. La primera nos expone una cadena de suministros
“clásica”, rígida y lineal típica de un pensamiento de hemisferio izquierdo,
donde no se ve más allá del cliente y un proveedor, que si bien sirvió en un
principio, se queda corta a la hora de establecer una relación verdadera con el
cliente y tampoco tiene en cuenta los niveles más allá del primer proveedor,
cuando existen proveedores de proveedores y toda una cadena interconectada.
Aquí empezamos a ver la utilidad del pensamiento sistémico. Si hacemos un zoom
out y empezamos a conectar llegamos a la segunda forma de entender la cadena de
suministros. Ahora entendemos que hay proveedores más allá del primer nivel,
que es necesario empezar a establecer conexión con el cliente, no solo se trata
de vender y cumplir con unos números. Si extendemos aún más nuestro entorno y
comprensión podemos establecer un modelo, fluido e innovador. La comunicación
es más abierta y colaborativa, los contratos son más eficientes, se utilizan
las herramientas virtuales y de una manera creativa podemos crear una matriz
interdependiente de todas las partes que en realidad componen la cadena de
suministros. Podemos prever nuestra propia demanda, reducir el inventario en
una gran cantidad y por supuesto minimizar costos. Para llegar a este punto es
necesario pensar con los dos hemisferios del cerebro.
De esta manera
la invitación está en reformular nuestra manera de pensar y no solo quedarnos
con uno de nuestros hemisferios, que como ingenieros tenemos tendencia a usar el
izquierdo. Debemos incorporar el pensamiento sistémico a nuestro análisis, empezar a utilizar
herramientas como el zoom out, para ver que hay niveles mucho más allá de solo
el contacto directo, que por ejemplo, no únicamente porque el camión de la compañía
que nos provee a nosotros se varó, no va a llegar nuestro pedido, sino que
también estos tienen sus propios proveedores, al igual que los clientes tienen
los suyos, que no solo se crece a través de indicadores económicos y números cuantitativos,
sino que entender el clima, los factores ambientales y hasta establecer una
relación solida y de calidad con el cliente hacen parte de una red interconectada
con variables que debemos tener a consideración para poder si bien no predecir
el futuro, si anteponernos a cualquier circunstancia que pueda interrumpir la
cadena.